martes, 25 de junio de 2013

Dos poemas que hoy me han tocado...


Verso XLVI. Vierte, corazón, tu pena...

Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.

Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.

Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.

Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
Con cuanto me agobia el alma.

Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.

Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.

Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desvía
De su dichosa armonía
Y natural mansedumbre;

Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,

Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte,

¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?

¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!


                                     José Martí.



Cantares del mal de amores


Cantares del mal de amores,
suavizadme el corazón.
Al aire, vueltos canción,
váyanse los sinsabores.
En huerto de los dolores
se me trocó la ilusión.
Suavizadme el corazón,
cantares del mal de amores.


Quererte como te quiero,
sin esperar ni esperanza,
con un amor que no alcanza
a vislumbrar paradero,
es como daga de acero
que por las carnes avanza.
Sin esperar ni esperanza,
quererte como te quiero.


Te quiero no sé por qué
y sin saber hasta cuándo.
¡Ay, amar, estar amando
sin santo para la fe!
La esperanza ya se fue
y el amor sigue porfiando.
Y sin saber hasta cuándo
te quiero, no sé por qué.


¡Cómo duele lo que fue,
por lo que pudo haber sido!
Querer como te he querido,
pensar que te olvidaré,
y que mi consuelo esté
en ver llegar ese olvido.
¡Por lo que pudo haber sido,
cómo duele lo que fue!


Mi corazón se ahogaría
si lo arrojara a la mar.
La lágrima sin llorar,
al fondo lo arrastraría.
¡Ay la pena, quién diría
que así pesara un pesar!
Si lo arrojara a la mar,
mi corazón se ahogaría.


Esta nostalgia de ti
el alma me está puliendo.
Sólo domando y creciendo
concíbese amar así.
Lo amargo que se alzó en mí
paso a paso se ha ido yendo.
El alma me está puliendo
esta nostalgia de ti.


Nadie me quite la espina,
puesto que fue de esa rosa.
Que se salve alguna cosa
de cuanto pasa y se arruina.
La fragancia se adivina
tras la huella dolorosa.
Puesto que fue de esa rosa
nadie me quite la espina.


Estoy queriendo esta herida
porque de ti me ha venido.
La muerte, que hubiera sido,
fuera muerte bienvenida.
¡Tan poco amor en mi vida,
tan poco amor, y perdido!
Porque de ti me ha venido
estoy queriendo esta herida.


Quererte fuera castigo
si no fuera por quererte.
Lo que me endulza la suerte
es que el amor va conmigo.
Esta vida a que me obligo
no es vida, es cauce a la muerte.
Si no fuera por quererte,
quererte fuera castigo.


Dolor que puede cantar
no es dolor envenenado.
La sangre de mi costado
sal tiene y yodo de mar.
Su paciente rezumar
el corazón ha salvado.
No es dolor envenenado
dolor que puede cantar.


Suavizadme el corazón,
cantares del mal de amores,
váyanse los sinsabores
al aire vueltos canción.
Se me trocó la ilusión
en huerto de los dolores.
Cantares del mal de amores,
suavizadme el corazón. 

                           Mirta Aguirre.

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